ARTÍCULOS ESPECIALES

EL KARMA YOGA

Fundamentos del karma yoga

Uno de los principios importantes del karma yoga es no negar el mundo material, sino, partiendo de la base que vivimos en este mundo, relacionarnos con todo lo que nos rodea de manera constructiva. Tenemos que ser capaces de romper la esclavitud, trascenderla y alcanzar la libertad verdadera: el conocimiento. Y esto, evidentemente, no se hace negando nuestro mundo sino involucrándonos completamente en él, con plena consciencia. La meta es llegar a ser libres en el sentido amplio de la palabra; pero no es posible ser totalmente libre sin conocer, confrontar, usar y finalmente trascender las limitaciones del mundo. Éste es el propósito y la dimensión del karma yoga. Hemos de llegar a entender y experimentar plenamente el mundo, pues cuando seamos capaces de hacerlo podremos trascenderlo para alcanzar la libertad.

Uno de los preceptos básicos de karma yoga es el despego al fruto de nuestras acciones, y esto conlleva trabajar sin la noción del yo o ego. Sólo si aplicamos este concepto básico nos abriremos a la posibilidad de una expansión de consciencia. Al principio tal vez sean períodos cortos de consciencia intensificada, pero si perseveramos, se darán cada vez con más frecuencia y durante más tiempo, hasta que llegarán a predominar en el quehacer diario. Pero, ¡cuidado! no se trata de acabar con el ego, pues éste nos resulta absolutamente necesario para la sincronización y el buen funcionamiento del complejo mente-cuerpo; se trata de deshacerse de la identificación con él y reducir su expresión en nuestra personalidad.

Siempre se ha dicho que el apego trae miseria y dolor, y el despego, armonía y contento. Pues bien, ¡experiméntelo! ¡Intente cambiar su actitud y llevar ese despego hacia todos los aspectos de la vida! Es sólo un método, pero de él vendrán la relajación y una consciencia elevada. Y además, así daremos paso al amor, pero no a nuestro amor condicionado sino al compasivo, al que puede sentir el dolor ajeno. Esto llega del mismo modo que la noche sigue al día; surgirá del entendimiento de la relación profunda y escondida entre todo lo que existe.

La entrega de nuestras acciones a algo ajeno al ego se considera tradicionalmente del dominio de bhakti yoga*. Es una herramienta poderosa de trabajo, pero es apta para aquellos que, hasta cierto punto, tienen las emociones trabajadas. Sin embargo, si no es éste el caso, como en la mayoría de nosotros, el yoga sugiere desarrollar la presencia del testigo, que no significa otra cosa que ser consciente de cada una de las acciones del día, observar toda acción física y mental, y también toda reacción, con una actitud de mero observador, sin involucrarse. Ésta es una estupenda forma de entrenarnos para la disolución del ego.

La acción egocéntrica y la desaparición del yo

Es sumamente importante que nos esforcemos en entender cómo el ego atrofia nuestra experiencia de la existencia y de nosotros mismos, aunque para empezar sea un entendimiento intelectual. Normalmente se cree que la desaparición del ego da como resultado letargo y pereza, cuando, en realidad, es todo lo contrario; proporciona mucha energía y vitalidad, de modo que uno puede seguir en marcha sin llegar a cansarse. Además, así se aprende a ser mucho eficiente en todo trabajo que se emprende. La minimización del ego da lugar a una actividad espontánea, intensa y continua.

Esto se da cuando uno es capaz de vivir en un estado de meditación continuo que, aunque no aparece de un día para otro, tiene un efecto acumulativo. Si todos los días hacemos un pequeño esfuerzo para actuar con una actitud meditativa, avanzaremos a pasos agigantados. Lo mejor es intentar actuar adecuadamente según la situación, pero de una forma espontánea, sin estar siempre pendientes de satisfacer los motivos y deseos personales. Así, al ampliarse gradualmente esta pequeña acción diaria, nos traerá no una reducción del ego, sino un paso hacia un estado de carencia de ego.

Una vez dicho esto, no podemos perder de vista que a veces palabras como éstas dan lugar a confusiones. No olvidemos que siempre ha de haber un ego operativo, pues es la parte indispensable del organismo que coordina las funciones del complejo mente-cuerpo. Sin él, todo se reduciría a un ser caótico, todo dejaría de funcionar en armonía. Hay que tener muy claro que el problema no está en el ego, sino en la identificación con él. Al decir minimizar el ego, queremos decir que hemos de reducir su influencia en la totalidad de nuestro ser, dejándole actuar en su terreno funcional, que es el mantener la armonía en el organismo humano.

El karma yoga y la renuncia

A menudo, muchos de nosotros nos sentimos confusos porque oímos afirmaciones contradictorias acerca del yoga, la meditación, el camino que hay que seguir en la vida. Unos dicen que lo mejor es renunciar a todo y darse a una vida de contemplación, mientras que otros advierten que no hace falta renunciar a nada. Pues bien, es todo a la vez; lo fundamental es actuar, llevar a cabo todas nuestras obligaciones y practicar karma yoga al mismo tiempo. Hay personas que dejan todas sus posesiones materiales, se deshacen de sus obligaciones y creen que eso es la renuncia. Pero no siempre es necesario. La renuncia no tiene que ver con los objetos mismos ni con las situaciones en sí sino con el apego a ellos. Ésta es la verdadera renuncia.

Y existe una gran diferencia entre estas dos maneras de entenderlo; lo primero es accesible a unos pocos, que son aquellos que no tienen grandes conflictos internos ni lazos fuertes con el mundo que les rodea. La mayoría de nosotros, en cambio, tenemos responsabilidades, aparte de que en muchos casos no tenemos un deseo verdadero de dejar este mundo tan ajetreado. No tiene en absoluto nada que ver con lo que posees o dejes de poseer. Un rey puede estar absolutamente desapegado aunque viva entre la ostentación fastuosa, mientras que un mendigo puede estar absolutamente apegado a lo poco que tiene. Todo yace en la actitud, no en qué se tiene.

Por ejemplo, cuando tener un coche era todo un lujo y podían tenerlo algunos privilegiados, en el ashram de Bihar, India, había dos. A causa de ello, el ashram era objeto de numerosas críticas. ¿Por qué necesitarían unos swamis* dos coches?, se preguntaba la gente. Pero no se daban cuenta de que no había ningún apego a esos coches. estaban allí por su utilidad, y aunque se limpiaban y abrillantaban a menudo, no dejaban de ser objetos funcionales, nada No se les asociaba ningún sentimiento ni valor imaginario, como prestigio, lujo, ni nada de este tipo.

" La esencia de la renuncia es poder desapegarse de los objetos sin dejar de interactuar con ellos. "
Al principio esta renuncia se ha de cultivar asiduamente. Aunque sea intelectualmente, es muy útil imponérselo a uno mismo. Gradualmente, y con la práctica, si la purificación de la consciencia tiene lugar como es debido, la renuncia llega espontáneamente y va cobrando intensidad. Y así, automáticamente, mientras progresas en el camino del yoga, desapegándote de todo lo superfluo.

En el karma yoga, el trabajo con renuncia total se llama niskama seva, que no significa más que trabajo desinteresado. Aunque no se debe esperar ningún fruto de la labor realizada, cuando se hace así, uno recibe muchos frutos que de cualquier otra manera, pues trae paz mental, sabiduría y una consciencia elevada.